López Obrador: agitación y propaganda

Por Luis Martín Osorio/@luisosorioe


Agitprop (propaganda de agitación o agitación y propaganda) es una estrategia política, generalmente de tedencia comunista, difundida a través del arte o la literatura, usando como métodos la agitación y la propaganda para influir sobre la opinión pública y de este modo obtener créditos políticos.

https://es.wikipedia.org/wiki/Agitprop

Teóricamente, la PROPAGANDA por sí misma debía actuar en la mente (pasiva) de los individuos, mientras que la AGITACIÓN lo haría respecto a sus emociones (activas).
¿Te suena? El concepto viene de la Rusia bolchevique-Lenin. Hoy en México estamos viviendo el fenómeno que está causando nuevas problemáticas. La diferencia es que el mismo presidente se convierte en la Literatura y su partido en el Arte. Entiéndase la estructura que define el nuevo status quo de nuestro país.


La política ficción del actual presidente y su relato como eterno candidato están creando una crisis de argumento.

Piensa querido lector en una película (tú escoge el género) que estés disfrutando porque seguro tiene los elementos que aprecias en las historias. De pronto justo cuando la trama debe de incrementarse y algo asombroso, positivo e inédito debe pasar, aparece un anciano que vende paletas de agua en plena canícula.

Esto está pasando con México y nuestro presidente y la función que se esperaba en base a lo anunciado desde el 2006 ha sido todo menos verdad.


Pero el tema en realidad es el mecanismo discursivo que emplea todos los días para mantener vigente su narrativa.
El empoderamiento del discurso de López se basa en secuestrar todas las instituciones, medios, sistemas y cualquier reunión vecinal para adoctrinar que su modus operandi es el correcto. Que la caja chica y la caja grande y la bóveda deben de ser manejados única y exclusivamente por él.


Sus mañaneras ya tienen harto al público y a los medios. Fuera de su entorno y en ese mundo que habita donde México es feliz creciendo el 0.1%, donde es necesario construir lo que no necesitamos, donde esa corrupción que supuestamente se combate está siendo engullida por una peor.


Todas las mañanas el presidente desparrama su evangelio. Agita la estabilidad del país y hace propaganda de la nación que él ve. Se mira en su espejo y sonríe. Porque su transformación es una destrucción de lo bueno y de lo malo. No hay DECONSTRUCCIÓN, no hay análisis, sólo decisiones entre camaradas que impactan de forma permanente en la vida de millones de mexicanos.


Siempre he pensado que el voto nada tiene que ver con la democracia. Son dos historias distintas y hoy lo vuelvo a comprobar.
Estamos secuestrados por un Gobierno Lego, ignorante en su mayoría.
El AGITPROP de López está causando daños a las estructuras sociales e institucionales.

Mi pregunta es, ¿cuánto tiempo más se necesitará para que lo que digitalmente está pasando, migre a las calles. Los bolsillos de las familias se están secando. La violencia se incrementa. El desempleo sube…


Lo que se ve no se pregunta, ya lo dijo alguien por ahí, y lo que se siente…. Hoy todos hablamos de crisis, menos él.
¿Es López un héroe?, ¿es un antihéroe?, ¿es un villano?
Desde que se le negó la candidatura a gobernador de Tabasco años atrás, el hombre se ha dedicado a agitar el país.
Entonces, todo esto, ¿es una vendetta política?,¿un juego suma cero? Estamos ante un ¿revolucionario?, ¿un insurgente?, ¿un cristero? o simplemente tenemos en frente a un hombre enquistado de poder, dispuesto a todo con tal de cumplir su profecía.


Porque su gobierno ha sido todo menos lo que prometió y bajo esa lógica, López es uno más de los políticos, sólo que tiene una enfermedad moral: piensa que el México que gobierna es manco.

El AGITPROP de López es una estrategia peligrosa. Ataca a la mitad de los mexicanos y cobija a la otra. Se burla del pueblo con su paupérrima inteligencia táctica y estratégica. En este México de López la propaganda de «primero los pobres» y la agitación institucional nos va llevar a una crisis de identidad que va a resaltar las diferencias históricas, no precisamente de los mexicanos, sino de aquellos que se levantan a crear un mejor país contra aquellos que con la llegada de su mesías esperan la quincena para ir a cobrar su bono de esperanza, abonando a la construcción de un país que nunca va existir.

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