El otro día reflexionaba sobre lo que muchos llaman el efecto Miguel Angel, un fenómeno psicológico que describe como las parejas pueden ejercer influencia positiva el uno en el otro para desarrollar las mejores versiones de cada. Esta teoría, a grandes rasgos, tiene la premisa que ambas partes de la pareja pueden proyectarse, reflejarse y crecer juntos, a través de del apoyo, la comprensión y el respeto mutuo.
Es como si cada uno fuera ayudando al otro a esculpir la mejor versión de si mismo. No es que el otro me esculpa a mi, sólo sirve como un gran espejo que me permite ver todo mi ‘potencial y poco a poco quitar lo que no sirve para irme transformando en la gran obra de arte que es cada ser humano. Si tan solo fuera así de fácil.
La teoría tiene mucha investigación y puede ser integrada muchas más del desarrollo humano para realmente validar que otra persona que puede ver lo mejor de ti y que cree en tu persona, te ayudará a convertirte en todo lo que deseas y puedes ser. Lo difícil de esto es que como seres humanos tenemos una serie de mecanismos que nos limitan, nuestra historia llena de introyectos, nuestra falta de educación emocional y muchas experiencias de vida no tan positivas que fueron forjando la personalidad, muchas veces reactiva y competitiva.
Entonces en lugar de ser Miguel Angel y ver al David en potencia, nos volvemos Mike el mecánico que sólo ve problemas y los quiere arreglar. El tema clave es que muchas de estas reparaciones las queremos hacer desde nuestra propia historia, desde el yo tengo ls razón y todo sería mejor si haces las cosas como yo creo que se deben de hacer. La realidad es que nadie tiene la verdad y cada quien estamos viviendo nuestro proceso. El efecto Miguel Ángel requiere ver potencial, reflejar y acompañar; sólo soluciona cuando la otra persona nos lo pide expresamente e incluso allí, puede ser que no sea requerida una intervención tan profunda.
Te comparto algunos tips para potencializar el “Efecto Miguel Angel”:
- Crea un espacio seguro y habla desde allí. Nunca en enojo, nunca en discusión, siempre en momentos de tranquilidad.
- Conoce la visión personal de tu pareja y comparte la tuya.
- Trabaja primero en ti, en conocer tu historia y sanar tus heridas. Suelta la necesidad de estar siempre en lo correcto.
- Usa tu conducta como ejemplo. No digas lo que hay que hacer, demuestra con hechos.
- Ofrece retroalimentación siguiente el siguiente orden: Describe con hechos la situación, Expresa tus Emociones, Escucha sugerencias y Aporta las Tuyas, Establece un Proceso de Revisión y Evaluación de Metas
- Ten paciencia y curiosidad. Observa, escucha y deja que los tiempos se cumplan.
- Motiva e Inspira. Conviértete en fan de tu pareja, pero respeta su espacio.
- Ante contratiempos y conflictos, busca ayuda profesional, terapia, acompañamiento, coaching, etc.
- Disfruta el Camino.
- Ama sin condiciones.
