Texas impulsa su propia agenda migratoria más allá de Trump.
El estado de Texas ofreció 600 hectáreas adquiridas a lo largo de la frontera con México para la construcción de centros de detención destinados a migrantes que ingresan de manera irregular a Estados Unidos, en un movimiento que refuerza su narrativa de endurecimiento migratorio, independientemente de la llegada de Donald Trump a la presidencia.
La comisionada de tierras de Texas, Dawn Buckingham, expresó un compromiso claro con esta iniciativa, asegurando que su oficina está preparada para colaborar con el Departamento de Seguridad Nacional, ICE o la Patrulla Fronteriza en la creación de instalaciones para procesamiento, detención y deportación masiva de criminales violentos. En una carta, Buckingham calificó esta estrategia como parte de una histórica ofensiva contra el crimen en la nación.
Una narrativa que trasciende administraciones.
El ofrecimiento de Texas se suma a una serie de medidas que el estado ha promovido para reforzar su postura migratoria, más allá de las políticas federales o de quién ocupe la Casa Blanca. Este enfoque asegura que, independientemente de que Trump cumpla o no con sus promesas, la narrativa de Texas sobre seguridad fronteriza y control migratorio sigue avanzando.
Aunque Trump aún no ha asumido el cargo ni definido su postura oficial sobre esta oferta, queda claro que Texas continúa su camino como un actor independiente en el manejo de la crisis migratoria, marcando su agenda sin esperar las decisiones de la administración federal.