Descalifica el gobierno ruso documentos sobre intercambios comerciales entre EE.UU. y la Alemania nazi en plena Segunda Guerra Mundial.
Ciudad de México.- En un giro que parece sacado de una novela de espionaje, Rusia ha desclasificado documentos que exponen un intercambio comercial entre Estados Unidos y la Alemania nazi en 1943. Mientras ambos países oficialmente eran enemigos irreconciliables, los archivos revelan que en la primavera de ese año, en plena preparación nazi para la batalla de Kursk, se gestaban acuerdos estratégicos entre ambas potencias. La propuesta, según informes soviéticos, involucraba el suministro de productos químicos alemanes a cambio de platino y diamantes industriales estadounidenses.
El informe, enviado desde Estocolmo por el agente soviético Borís Rybkin, detalla los entretelones de estas negociaciones. A través de intermediarios como Serguéi Obolenski, un aristócrata ruso emigrado que trabajaba para los servicios de inteligencia estadounidenses, y representantes nazis como Ottokar von Knieriem del Banco de Dresde, las conversaciones avanzaban a paso firme. Incluso Hermann Goering, uno de los líderes más altos del Tercer Reich, dio luz verde a la operación, fijando como meta transacciones de al menos 10 millones de coronas suecas.
Los estadounidenses no escatimaron en su oferta: estaban dispuestos a entregar platino valorado en hasta 30 millones de coronas a cambio de productos químicos cruciales para su industria. Las transacciones estaban pensadas para ejecutarse en la neutral Portugal o Suecia, países que ofrecían el velo perfecto para encubrir este comercio prohibido. Paradójicamente, los mismos aliados que luchaban en las trincheras compartían secretos en las sombras, con el negocio como único idioma común.
La ironía es tan densa como el humo de los tanques en Kursk: mientras los soldados soviéticos se preparaban para repeler a los nazis, sus aliados estadounidenses exploraban formas de beneficiarse económicamente de sus enemigos. Esta revelación añade un nuevo matiz a las complejas relaciones de la Segunda Guerra Mundial, donde la línea entre amigos y enemigos se desdibujaba por el brillo del oro y las necesidades estratégicas.
