Liberados tras la tiranía: Celebraciones en Damasco por la caída del régimen de Assad

Prisioneros políticos son liberados tras décadas de represión, mientras Siria enfrenta una nueva era de incertidumbre.

Siria.- Bashar Barhoum, un escritor de 63 años, despertó en su celda en Damasco convencido de que sería su último día de vida tras siete meses encarcelado y bajo amenaza de ejecución. Sin embargo, en lugar de los temidos guardias del régimen de Bashar al-Assad, fueron los insurgentes quienes irrumpieron para liberarlo. En solo diez días, los rebeldes tomaron control de Siria, poniendo fin a los 50 años de dictadura de la familia Assad y liberando a miles de detenidos políticos y desaparecidos desde el inicio del conflicto en 2011. En las calles de Damasco, los liberados celebraban, incrédulos, su nueva libertad.

Las prisiones del régimen de Assad son tristemente célebres por torturas sistemáticas, ejecuciones secretas y condiciones inhumanas. Informes de organizaciones como Amnistía Internacional revelan que, solo en Saydnaya, conocida como el “matadero humano”, hasta 13,000 personas fueron ejecutadas entre 2011 y 2016. Lina Khatib, experta en Medio Oriente, señaló que este aparato represivo no solo silenciaba opositores, sino que mantenía a la población bajo un constante estado de terror. Las imágenes de mujeres y niños liberados de diminutas celdas en Saydnaya simbolizan tanto el fin de una era de brutalidad como el inicio de un largo camino hacia la sanación.

En ciudades como Alepo, Homs y Hama, los rebeldes han liberado a decenas de miles de prisioneros, generando una mezcla de celebración y caos. Mientras algunos detenidos buscan contactar a sus familias tras años de silencio, otros enfrentan la pérdida de todas sus pertenencias. Familias enteras se agolpan en las puertas de cárceles y centros de seguridad, esperando ansiosas reencontrarse con sus seres queridos desaparecidos. Personas como Heba, cuya familia fue arrebatada en 2011, relatan historias de dolor y esperanza, mientras los recién liberados cuentan su sufrimiento bajo el régimen opresivo.

La caída del régimen de Assad ha dejado a Siria en una encrucijada. Aunque el fin de una dictadura marca un hito, las expectativas sobre los insurgentes que liderarán el país son altas. Human Rights Watch y activistas como Omar Alshogre advierten sobre los retos de construir una democracia tras años de violencia y desconfianza. Para muchos, la alegría no será completa hasta que todos los desaparecidos sean localizados. Bassam Masri, quien lleva 13 años buscando a su hijo, resume el sentimiento colectivo: “Esta felicidad no será plena hasta que podamos abrazar a los nuestros”.

Con información de AP.

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