Mientras países latinoamericanos boicotean a Coca-Cola por sus simpatías con Trump, cambiándola por Pepsi; en el mundo aumentan los casos de diabetes y enfermedades cardíacas debido al consumo de estas bebidas.
Ciudad de México.- Las bebidas azucaradas, como los refrescos y las bebidas energéticas, están diseñadas para ser irresistibles, pero su consumo tiene graves consecuencias para la salud. Según un estudio publicado en Nature Medicine, cada año se atribuyen a estas bebidas 1.2 millones de nuevos casos de enfermedades cardíacas y 2.2 millones de casos de diabetes tipo 2 en todo el mundo.
El problema es más grave en países en desarrollo, donde la comercialización es intensa y los sistemas de salud enfrentan dificultades para atender las consecuencias. En México, casi un tercio de los nuevos casos de diabetes están vinculados a estas bebidas, mientras que en Sudáfrica representan el 28% de los casos de diabetes y el 15% de las enfermedades cardíacas.
Los investigadores advierten que estas bebidas elevan rápidamente los niveles de azúcar en sangre, provocando resistencia a la insulina y problemas metabólicos. A pesar del creciente conocimiento sobre sus efectos, aún no se toman suficientes medidas para reducir su consumo. Implementar estrategias basadas en evidencia podría prevenir millones de enfermedades y muertes relacionadas con su ingesta.