Como seres humanos tenemos una atracción hacia la belleza de forma natural en sus distintas expresiones como una especie de instinto. Puedo decirte que después de un tiempo de analizarlo, este efecto es el reflejo de vernos a nosotros mismos de forma inconsciente en el mundo exterior y que al mismo tiempo resguarda la verdad acerca de nosotros mismos.
Esta belleza la podemos apreciar mientras recorremos las calles apreciando los detalles de una gran arquitectura, el misticismo de una pintura, la armonía que esconde una melodía, las emociones que se expresan en la danza y el encanto que transmite la naturaleza en su fauna y flora.
Podrás estar de acuerdo conmigo que al menos en alguna ocasión has sido protagonista o testigo de algún individuo que expresa esta atracción hacia la belleza de la naturaleza, así como las flores de un jardín público o privado. Una especie de hipnosis sucede cuando se le presta atención a dicha belleza que parece que la noción del tiempo se ha perdido.
Del mismo modo, existe quien no puede lograr hacerse a la idea de abandonar el lugar sin llevarse una pequeña parte de él por temor a no volver a presenciar la belleza observada o por el simplemente el hecho de hacerlo por gusto y/o placer. Así que proceden a cortar la rosa más colorida, grande, lúcida y bella como reflejo de estar en su mejor momento en su vida como rosa.
¿Eres de los que observas o de quienes lo hacen?
No te culpo, simplemente en alguna ocasión hemos sido protagonista o testigo. Esto sucede como un reflejo a la incapacidad de no poder ver la belleza que habita en nosotros mismos. Y lo mejor de todo, es que la llevamos a todas partes.
Es la sensación de ausencia y escasez la que nos genera esta necesidad de cortar la belleza que existe fuera de nosotros, cuando en realidad todos formamos parte de ella como una gran unidad. Así es, esto quiere decir que estaríamos cortándonos a nosotros mismos como una manera de atentar con nuestra integridad.
Ahora es momento donde sientes disgusto sobre lo dicho si es que vives en separación. Y sí, es normal cuando se vive en el mundo con una sensación de estar fuera de lo que somos; unidad, incluyendo la naturaleza.
Dejar ser y no cortar, es estar en presencia, armonía y libertad como reflejo de una sola entidad.