Por malabarismo se entiende al arte de manipular y ejecutar espectáculos con uno o más objetos a la vez volteándolos, manteniéndolos en equilibrio o arrojándolos al aire alternativamente, por lo común sin dejar que caigan al suelo.
La cita se estipuló al medio día. Llegué y tú también. Te acompaña tu esposa y tu hija. Me presento con ella porque solamente la había visto una vez hace muchos años. Nos dimos un abrazo y luego saludé a la pequeña. En lo que venías, ayudé a otro hombre a cargar una caja de madera. Luego de la tarea, volví con ella y charlamos brevemente. Ya por fin pude charlar contigo.
“Hola querido, Romeo”.
Empiezo mi soliloquio y te actualizo rápidamente de lo que he andado haciendo estos últimos meses. No tenemos prisa pero sé que estarás ocupado y llegará más gente a saludarte, así que nuestro habitual café tendremos que dejarlo para otra ocasión.

Sabes, creo que hoy entiendo algo que siempre demostraste a lo largo de estos más de 30 años de amistad. El tema de las dosis, el tema del amor; tú nunca dosificaste nada, siempre has tenido una sola cara, la de la consistencia. Nunca supiste cómo andar a medias tintas. Lo pienso al ver a tu pequeña hija que es tan idéntica a ti, al ver a tu esposa que te dice que te ama.
Entonces te agradezco la lección. ¡La vida no se dosifica, la vida se vive y ya! Aquí aplica esa frase de: “tenemos la vida prestada”. Estoy en total acuerdo contigo. Cosa extraña, ya que en todos estos años, siempre hemos discernido con nuestras opiniones, sobre todo las de cine, nuestra plática de cabecera. Para cada uno de nosotros la palabra vivir tendrá su especifica connotación. Para muchos es cuestión de cantidad y para otros de calidad.
Antes de venir a verte, querido Romeo, estuve desayunando con otro amigo y hablamos de lo que importa realmente en la vida. Nuestro consenso fue que el éxito en la vida de los adultos llega si nos enfocamos. Que primero debemos de conquistar la cima de la salud, con ella, lograremos alcanzar la meta de las emociones y posteriormente estaremos en posición de atacar la cima laboral (sea lo que sea).
- Vivir es un malabarismo y la vida es una avenida donde esperamos a que el semáforo cambie del verde al rojo para mostrar nuestro acto. Recibimos aplausos o insultos, ¡son los gajes del oficio!, pero, si nos mantenemos constantes, obtendremos la pericia y la técnica para que esas esferas que cargamos (salud-emociones-trabajo) y vamos pasando entre las manos sin que ninguna se caiga, nos lleve a hacer una reverencia, sonreír y mirar a la audiencia: ¡lo hicimos bien!
Romeo, ya llegaron algunos más de los muchos invitados que están este día acompañándote. No quiero acaparar tu atención, pero sobre todo, tu silencio. Quiero que descanses amigo mío, que tus lecciones improvisadas y salvajes nos acompañen en el andar de la vida que nos resta.
No te puedo abrazar porque el vidrio de tu ataúd lo impide, pero sé que algún día lo haremos. Volveremos a tener nuestro café matutino y créeme que el tiempo que me resta en esta tierra, llevaré al pie de la letra tus instrucciones: vivir sin dosificar, no sabemos cuándo el semáforo dejará de funcionar y nunca más ejecutaremos el acto que hemos llamado: “nuestra vida”.
Descansa en paz, Romeo, amigo mío.
