Con todas las narrativas subyacentes al entorno político actual, sobre todo con toda esta “nueva politica” contra los n4rco corridos, una pregunta obligada sería, ¿cuándo fue que decidimos como sociedad dejar de lado nuestra responsabilidad en la educación de las futuras generaciones en manos del gobierno?
Platicando hace poco con un amigo, comentábamos los recientes hechos que se han vuelto virales en redes sociales y que evidencian una red de corrupción en todos los niveles gubernamentales. Mi amigo hizo énfasis en la necesidad de una educación que de verdad forme a futuras personas responsables, con valores, respetuosas de su entorno y con un profundo sentido de pertenencia para evitar que nuestro país siga inmerso en esta decadencia cultural, la cual se termina impactando aspectos como la política, el trabajo, la vida en familia, etc.
Le decía que además de estar convencido también de que esa sería una de las formas de atacar el problema, porque la educación se da en casa, no en las escuelas, también considero que mucho tiene que ver la era del hiperconsumo en la cual nos encontramos, y si, es algo que escuchamos todos los días, somos bombardeados en redes sociales con imágenes que nos llevan a pensar que el éxito es tener lo que las personas “influencers” nos muestran, y que la felicidad es ESO que todavía no tenemos -en algunos casos, es algo que jamás podremos tener- y nos convencemos de que la vida tiene todo que ver con tener, con aparentar, en vez de simplemente ser, y estar.
Querer demostrar qué somos, para poder pertenecer. Cuando en realidad, no hay nada que demostrar, nuestra competencia somos nosotros mismos, y nuestro crecimiento personal, dista mucho de lo que el resto de la gente nos diga. Y por supuesto que, por eso creo que la solución se encuentra en ser brutalmente honestos con nosotros mismos, aceptarnos tal cual somos, y buscar esos elementos que nos ayuden a ubicar nuestro propósito en la vida.
Esas fuentes de energía las encontraremos en lo íntimo, con nuestra familia nuclear, nuestra fe, con la gente que nos conoce, que nos acepta y ama tal y como somos. En todo aquello que nos ha formado como personas desde el día uno, en la música que escuchamos, los libros que leemos, los podcast que consumimos, pero no en el MAINSTREAM. Antes de mirar para afuera, primero mira hacía adentro.
Obviamente es mi forma de verlo y puedo estar equivocado, así que cuéntame qué piensas al respecto, ¿influye o no todo aquello que hoy en día nos dicen?