Esto no es un hobby

Ser artista es hablar un idioma que muchos no quieren aprender. Este texto es para quienes se sintieron alguna vez fuera de lugar, pero siguieron creando. Porque el arte incomoda, transforma y —a veces— salva.

Hablaba con una persona y me preguntó cómo estaba. Le conté que muy bien, enfocado en mi proceso creativo, escribiendo todo el día, trabajando en un libro de cuentos y uno de política que con los días, se ha ido robusteciendo.

-Oye, pero a ti no te va tocar ver los frutos de ese trabajo. No conozco un escritor que no sea pobre. Me dijo enseguida.

Su comentario me sacó de base porque sonó despectivo, agresivo y hasta burlesco. Le respondí que desgraciadamente para la mayoría de la gente interactuar con gente dedicada al arte es como hablar en un idioma diferente, que además no se domina. Para el común de la sociedad cuando enfrentan el arte o al artista, comúnmente se tilda la actividad o el proceso artístico como un juego, un hobbie, como una “pasión”, algo que no tiene la suficiente validez, que no es real.

Me quedé analizando sus posteriores comentarios y entendí -una vez más- que dedicarte al Arte no sólo es una carrera de compromiso total, una obra de arte en sí misma. Sino también es un camino en contra de la multitud. 

Le conté que para mí la literatura era la herramienta con la que busco constatar lo que entiendo acerca del mundo que me rodea y rodeo. No estoy de acuerdo con mucho de lo que veo. Mi política es que debemos de movernos constantemente y salir del confort. Por eso el arte incomoda, porque cuestiona, lo entiendas o no, lo disfrutes o no.

Luego de tensos minutos, la persona me dijo: no me lo tomes a mal. La verdad es que yo estaba pensando justo como debo de pensar y validaba de nuevo mi sentir. Gracias a esas personas escribo. 

El arte es un vehículo que transporta las ideas, en mi caso, la literatura. Al final, mensaje y mensajero son cuestionados por su papel. Yo no tengo escapatoria ante la forma en que soy consciente del mundo y es a través del arte que lo vivo. Tengo una imagen tatuada en mi memoria: tenía 7 años, cursaba primero de primaria. La maestra, -una monja- nos preguntó: ¿qué quieren ser de grandes? Yo respondí: escritor y papá. Décadas después sigo creyendo, pensando y actuando en la misma dirección.

A falta de certezas, construyo realidades a través de las palabras que luego -muchas veces- se convierten en imágenes que luego -muchas veces- se convierten en movimiento, que luego -muchas veces- te hacen abrir los ojos, como en este instante en que reflexionas conmigo. Recuerda que el mundo parece estar iluminado, aunque en realidad le falta mucha luz.

Corolarios.

  • El 90% del contenido cultural que se consume a diario (películas, libros, videojuegos, canciones) nace de mentes creativas invisibles para el sistema económico.
  • Según estudios de neuroimagen, la creación artística activa simultáneamente la corteza prefrontal, el sistema límbico y las áreas asociadas al pensamiento simbólico, generando una de las experiencias más complejas del cerebro humano. Es decir, crear es tan desafiante como vivir intensamente.
  • Pero curiosamente, más del 60% de quienes sí persisten declaran que el arte les salvó la vida.

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