¡Hay que subir el nivel de aplauso!

Dos compadres platicando de sus hijos (frente a ellos): “Mi hijo si es inteligente compadre, pero de repente se atonta y se le va la onda, sobre todo con la tarea”.  ¿Cuántas veces hemos escuchado este tipo de conversación?  Todos las tenemos mucho más de lo que creemos, casi sin darnos cuenta y hacen mucho más daño del que imaginamos.

Esta forma muy mexicana de afirmar y luego “des-afirmar”, es algo tan nuestro como los tacos y el mole.  Somos una cultura altamente desacreditadora, la cultura de los apodos, del “gana, pero no convence”, del si yo no puedo que nadie lo haga entonces.

“Es buena onda, pero muy geniudo”, “Es un buen ejecutivo, pero le falta nivel”, “Es buena madre, pero pasa demasiado tiempo con las amigas” Son frases donde primero decimos una afirmación positiva, sólo para después sacar el defecto en las personas, como si lo primero que digo me justifica a decir lo otro.  Mi favorita es, “no te ofendas, pero…” y justo allí llega el golpe, pero te lo puedo dar con permiso porqué te dije que no te ofendieras.   Si ese golpe fuese físico, ¿sería lo mismo?

¿Quién la lleva más?  Los hijos pequeños.  Ellos crecen escuchando nuestras palabras y llevándolas a su mente (consiente y sub-consiente) donde se empieza a moldear toda su personalidad.  Entre los 0 y los 7 años, el cerebro está casi en un nivel hipnótico y por eso los niños aprenden tan rápido.  “Son unas esponjas”, decimos.

Este tipo de afirmación que “des-afirma”, en mi opinión nos hace más que daño porqué muchas veces no alcanzamos a racionalizar que nos están desacreditando.  No debemos confundir esto con dejar de educar, como padres hay que apoyar al aprendizaje de los hijos y muchas veces hay que señalar las faltas y el peligro, pero también hay que aplaudir las cosas buenas, y aquí creo que es donde somos carentes como sociedad..

Reafirmar genera certeza y apoya al desarrollo cognitivo sano, buscando impulsar un crecimiento basado en cualidades.  Creo que es hora de reflexionar y encontrar espacios para celebrar los triunfos en privado, en casa familia, así como en público, frente a todos a otras personas.   Notemos que la palabra es celebrar el éxito, no adular sin razón.

Yo creo que, como sociedad, el futuro está en criar hijos mucho más seguros de sí mismos, siempre haciéndolos conscientes que el mundo presenta retos y dificultades, pero con la certeza de que ellos tienen las herramientas para vencerlos.   Reafirmen a sus hijos, si pueden hoy.  Acrediten sus virtudes y sus logros.  “Mi hijo es muy inteligente, lee muy rápido y entiende todo” “Mi hijo es muy responsable, tiende su cama sin que se lo pida” “Mi hijo es un buen estudiante, hasta los días más fríos fue a la escuela y trajo la tarea”.

Usen frases poderosas que afirmen sus conductas positivas.  Si podemos ponernos propósitos personales de año nuevo como bajar de peso, hacer ejercicio o dejar de fumar, ¿por qué no ponernos un propósito que influya positivamente en los demás?

Y si reflexionamos aún más, ¿por qué no hacerlo con la pareja? ¿con amigos, sobrinos, compañeros de trabajo?

Al final estamos todos interesados de tener una mejor sociedad.  Empecemos por nosotros mismos.

Cheers!

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